Festimode Casablanca confirma su posición de cita ineludible de la creación contemporánea en Marruecos.
En su sexta edición, seis diseñadores consagrados y cinco jóvenes talentos desfilaron por la pasarela de la antigua iglesia del Sacré-Coeur, donde 300 personas se reunieron del 11 al 14 de mayo.
SAID MAHROUF
Au bonheur des dames Saïd Mahrouf rima con clase y elegancia.
El residente en Ámsterdam es un habitual de Festimode, donde ha engalanado las pasarelas tres años seguidos, y este año fue director artístico además de participante.
Al ver sus creaciones, los ojos de las señoras se iluminan y vuelan los comentarios:
¡Sueño con llevar uno de sus vestidos!
que oímos aquí y allá.
Mahrouf ofrece una gama de trajes de noche perfectos: vestidos sencillos, que a veces dejan al descubierto un hombro o la espalda, cuya magia reside en el hábil juego de pliegues y lazos, pero que siempre tienen una caída impecable.
Ante un vestido que parece estar vivo, tanto que la tela flexible brilla y se mueve, el público aplaude a rabiar. ¡Mahrouf es una apuesta segura!
SALIMA ABDEL WAHAB
La originalidad como universalidad.
Las piezas diseñadas por Salima Abdel Wahab, nacida en Tánger, dividían la sala en dos: la pro y la anti, lo que tiende a demostrar la audacia de la diseñadora.
El desfile se inauguró con la cantante Noor luciendo un traje inspirado en la indumentaria tradicional marroquí.
Le seguían un kimono con cola de varios metros, una chaqueta de trampero, burnous, sombreros de copa de cuero raído, collares y cinturones de cori, sandalias de madera, vestidos cosidos con cadenas, grandes bolsillos, cuadros de tela ocre y mostaza...
Étnico, colorista, decadente, alternativo... no faltan adjetivos para describir el universo ecléctico y original de Salima.
FADILA EL GADI
La estrella de la semana, Fadila El Gadi, actúa el jueves por la noche ante una sala abarrotada:
Su desfile es el punto culminante de la Semana de la Moda, y los aficionados lo esperan con impaciencia.
La dama de la moda presentó no menos de 54 trajes, a cada cual más elegante.
Un abrigo rojo, unos leggings brillantes, una corbata que cuelga sobre una chaqueta entreabierta, tocados, gorros, un vestido con aberturas y una camiseta de tirantes transparente... inspirada en la indumentaria tradicional, El Gadi es sin embargo decididamente moderna y domina su arte a la perfección.
La última pieza, y la más destacada de la exposición, era un magnífico vestido blanco puro de estilo imperio, bordado en la espalda, que llevaba su hija.
Los aplausos se desatan cuando Fadila El Gadi sale a saludar al público. Una apuesta acertada para la gran dama de la creación contemporánea.